Este año estamos de celebración. Los congresos Vida después de la Vida cumplen 25 años. Las próximas convocatorias de abril y octubre serán muy especiales.
Siempre quise ser piloto, volé mucho de pequeñito hasta que me di cuenta de que para pilotar un F-18 tenía que estudiar mucho y no he sido muy buen estudiante, así que mi padre decidió incorporarme a la empresa familiar. Un día cualquiera a mi hijo le diagnosticaron leucemia y como suele ocurrir en estos casos TODO CAMBIÓ.
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Desde entonces aprendí que si su alma desplegó las alas para volar, las mías también podrían abrirse para volar a su lado. Cada día abro los ojos y agradezco a la vida la experiencia que me regaló con la presencia de mi hijo y su enfermedad hasta que se marchó.
Estar 15 años acompañando a l@s peques que llegan al hospital y a sus familiares, dándoles la mano para transitar hacia otra manera de seguir viviendo, ha hecho que pueda sentir que aquello que soñé de pequeñito, hoy es una realidad: “pilotar”.
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